CDM

COLEGIO DE MEDICOS

Naturaleza material
x Cayetana Mercé

El Colegio de Médicos de San Martín retoma las posibilidades expresivas del hormigón para componer el carácter y la imagen representativa de esta institución.
Intentar que en un edificio se exprese a través de su estructura y de los materiales que la conforman es casi una cuestión filosófica.
La verdad se muestra desnuda, sin recurrir a revestimientos ni adornos que traten de definir su identidad. Cuando esto sucede el edificio adquiere un carácter propio y único y que en relación con su entorno inmediato le otorga una presencia física destacada que nace desde el comienzo del proyecto y desde la generación de su propio, el esqueleto, el que luego podrá ser parte de su imagen definitiva.
Cuando se diseña una estructura se intenta obtener la mayor resistencia con el menor material dentro de la mejor forma para ese uso, eligiendo primeramente el más apropiado para la tensión que debe soportar. La economía es un factor que es a tener en cuenta necesario junto con la eficiencia: lograr la mayor cantidad de resultados con los mínimos recursos, seguramente derivará en un edificio de formas también “económicas” y espacios simples que cuentan con la ventaja de poder cumplir funciones no demasiado específicas. Si además se diseña aprovechando las virtudes del material elegido, éste actúa dentro de su capacidad expresiva al mostrar su propia naturaleza.
Uno de ellos es el hormigón, para el que -para recordar las posibilidades estructurales y estéticas que reúne- basta citar ejemplos históricos como la Unité de Habitation de Marsella de Le Corbusier o las formas logradas por Pier Luigi Nervi. Este aspecto se reafirma con las palabras de Mies Van der Rohe: “Siempre que la tecnología alcanza su verdadera realización, trasciende en la arquitectura”.
Dadas la gran cantidad de variantes que ofrece el mercado en materia de pieles para frentes, desde revoques plásticos, hasta placas de revestimiento de todo tipo, mantener el hormigón libre de todo recubrimiento es casi una proeza parecida a la de aquellos maestros de este siglo. Dentro de este contexto, aparece en Buenos Aires un edificio atípico, ganado por concurso por los arquitectos Pablo Rozenwasser y Jorge Peralta Urquiza. Se trata del Colegio de Médicos del Partido de San Martin, un edificio cuya imagen no es representativa de una formalidad que tradicionalmente se espera de una institución de este tipo, sino que consigue una similar representatividad por el fuerte caracter, original y distintivo que lograron sus autores a través del hormigón como material tanto para resolver los cuerpos que conforman el edificio como para su estructura de sostén.
Desde la fachada, el juego de luces y sombras producido por los elementos que componen el proyecto, otorga a la áspera materialidad del hormigón suaves contrastes que intensifican la identidad de cada parte. Las perforaciones del frente muestran aquellos elementos, los que dentro de la composición interna son circulaciones o aulas para distintos usos. Una piel de vidrio “se apoya” sobre el hormigón y es el cerramiento para los pisos de oficinas.
El partido adopta una idea clara y contundente: dos cuerpos paralelos que ocupan la totalidad del lote y que están unidos por puentes realizados con mallas metálicas. Estos puentes permiten transparencias entre cada nivel y dan al reducido espacio intermedio un aspecto liviano, además de permitir el libre flujo de la luz.
Dentro de cada prisma de hormigón el juego entre espacios continúa. La planta baja del primero se extiende hacia la calle. El espacio abierto se interrumpe por un aula circular que no llega al techo y articula el acceso, donde nuevamente se juega con los materiales: la chapa para la gran puerta de entrada y el hormigón para completar esta forma. Por el encofrado con chapa utilizado, su aspecto muestra nuevamente la intención de los autores de aprovechar las posibilidades plásticas del material.
Hay otro espacio circular dentro del segundo prisma: una bandeja que cuelga de tensores sobre el auditorio es una sala de reuniones. La tensión entre ambas formas (el círculo dentro de la caja) otorga un interés mayor al reducido espacio.
El resto de las plantas son espacios flexibles y simples. Desde oficinas hasta un SUM, están comunicados por un ascensor con aspecto de montacargas y una escultural escalera caracol.
Los colores, además del del propio hormigón, son parte fundamental de la obra. Brillantes, recubren aquellas superficies que dividen ambientes y se extienden hacia el equipamiento, elementos resueltos con la misma soltura e igual intensidad con que están tratadas las demás partes del edificio. Un zoom sobre estas generalidades nos lleva a valorar el trabajo puesto en la resolución casi artesanal de los detalles: la decisión de girar a 45º las columnas y su articulación con el edificio, el encuentro entre diferentes materiales (chapa y hormigón) y las texturas conseguidas a partir de esta combinación.
La obra muestra cómo un edificio puede ser la respuesta a la necesidad específica de un usuario, a la vez que representativo de una institución utilizando un lenguaje rico en expresiones que otorga un valor arquitectónico especial al resultado.

El programa

Básicamente se trata de un edificio administrativo, con actividades de apoyo legal y cursos de postgrado. Se pretendí­a la máxima flexibilidad y posibilidades de modificar los presentes layouts. Compuesto por un sector de oficinas administrativas, asesorí­as técnicas y legales, comisiones especiales, cuerpos directivos, centro informático y administrativos. Un auditorio para 130 personas, aulas, salón de usos múltiples, archivo general y cafeterí­a/restaurante.

Composición volumétrica

La forma en “L” del terreno, determinó la disposición de dos volúmenes, conectados y articulados por puentes metálicos, que definen las circulaciones y conexiones. Estas circulaciones están integradas a los espacios semi exteriores y mientras que los recintos donde se alojan las distintas actividades (éstas cuentan con su propio sistema de acondicionamiento por piso).
Ante la sólida presencia del hormigón armado a manera de contrapunto interactúan algunos elementos más sofisticados como la carpinterí­a del frente (de aluminio y paños de vidrio con protección solar), o el ascensor hidráulico (que conecta los cuatro niveles).

Descripción esquemática

PB: actividades diurnas y nocturnas como cursos de postgrado se desarrollan en tres aulas, un acceso al auditorio, una aula circular sobre el frente. Esta última está literalmente suelta en esta planta, ya que las paredes (resueltas mediante hormigón armado con moldes para el encofrado de chapa ondulada) no tocan la losa que la cubre. Un portón de la misma chapa ondulada. El núcleo de circulación vertical a la izquierda. Todo este espacio tratado como plaza seca, en una suerte de planta baja libre.
En el primer nivel: sobre el edificio principal, se desarrollan las actividades administrativas propias de oficinas, mientras que en el segundo edificio se localiza, el auditorio.
En el segundo nivel: se dispusieron la dirección y presidencia, las áreas ejecutivas al frente, y la sala de reuniones (circular) colgando literalmente sobre el auditorio, en el otro volumen.
En el tercer nivel: se encuentra localizado el salón de usos múltiples, un gran espacio libre de columnas materializado en muros de hormigón armado que posee una serie de perforaciones, tanto en las paredes como en el techo y que establece relaciones visuales con la azotea prevista como expansión. El salón está resuelto en concreto expuesto, con la solución de vigas invertidas, permitiendo una losa plana en su interior. En el otro volumen se encuentra el bar, y sobre éste funcionará un depósito de documentación o archivo general.
En el cuarto nivel: terraza y expansión del salón de usos múltiples, donde se aprecian las cúpulas de cubos de las lucarnas o claraboyas del salón.